domingo, 6 de diciembre de 2009

Qigong y Salud


Mucho se puede leer sobre los beneficios para la salud que se consiguen practicando Qigong. Cualquier ejercicio físico aporta beneficios en la salud, esto está ampliamente documentado por la comunidad científica occidental, pero el qigong es más que un ejercicio físico o deporte. La combinación de movimientos, respiración e intención mejora el funcionamiento de prácticamente todos los sistemas del cuerpo y tiene tanto efectos preventivos como curativos. ¿Tenemos evidencias científicas para afirmar esto?
El libro “El Camino del Qigong” de Kenneth S. Cohen de la editorial Liebre de Marzo, dedica un amplio capítulo a exponer y comentar los trabajos científicos que se han llevado a cabo en este sentido tanto en Oriente como en Occidente. Toma en consideración solo aquellos estudios que cumplen con los requisitos de una adecuada elección de los grupos de personas a evaluar, con grupos de controles y con datos estadísticos que den resultados significativos. Y las conclusiones son claras, de manera que podemos afirmar sin riesgo a sobrevalorar los datos, que con una práctica seria y continuada de Qigong conseguimos los siguientes efectos:

Sistema Cardiovascular: Descenso del ritmo cardiaco en reposo, aumento de la eficacia cardíaca, estabilización de la tensión arterial, niveles menores de LDL y mayores de HDL.

Sistema Circulatorio: Mejora la microcirculación, la circulación periférica, previene los espasmos vasculares.

Digestión: Masaje de los órganos internos, mejoría en la peristalsis y el apetito, descenso del número de bacterias patógenas en la heces (microflora más sana). Efectos positivos en úlceras y estreñimiento.

Cerebral: Ondas cerebrales lentas, de gran amplitud, mejoría en el flujo sanguíneo cerebral, menor incidencia de accidente vascular cerebral.

Salud Mental: Disminución en respuesta ante el estrés, ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos, depresión. Aumento en: memoria, concentración, sensibilidad interpersonal.

Aparato Respiratorio: Ritmo respiratorio más lento, mejor intercambio de gases, efectos positivos demostrables en casos de asma o bronquitis.

Sistema Inmunitario: Mejor actividad de las células inmunitarias, mejor localización de antígenos, efecto anticangerígeno significativo.

Sistema musculo-esquelético: Aumento de fuerza, flexibilidad, densidad ósea, mejoras en la coordinación, beneficioso para la artritis y osteoporosis.

Longevidad: Mejora en la tensión arterial, capacidad vital, colesterol y niveles hormonales, función renal, agudeza mental, visual y auditiva, elasticidad de la piel, densidad ósea, función inmunitaria. Aumento de la fuerza física, libido. Desactivación de radicales libres dañinos.

Hasta aquí las evidencias científicas, pero como practicante de Qigong podría añadir infinidad de sensaciones internas que aparecen durante el trabajo personal y que son mucho más difíciles de expresar. Os animo a que dediquéis un poco de tiempo cada día a estos maravillosos ejercicios y se convertirán en algo necesario en vuestra rutina diaria.